La locura que es la familia

Desde el momento en que sales del avión, sabes que Venezuela tiene una cultura completamente diferente que los Estados Unidos. El aire huele a humedad, sudor y basura. Es un olor que a muchas personas les parece extraño o asqueroso, pero para mí, estos olores combinan para darme un sentido de comodidad, como lo que sientes al regresar a la casa de tu infancia. En la misma manera, mi familia allá es completamente diferente de la que tengo aquí en los Estados Unidos. Algunos dirían que todos allá somos locos, pero es la locura que hace que yo me sienta completa y feliz.

“Casa Mami”, la casa de mi abuela, es como una gallinera. Es el lugar en que toda la familia congrega casi cada noche, y cuando todos están en casa, el sonido es increíble. Tengo seis tías, tres tíos, y trece primos, y todos sienten la misma necesidad de hablar todos juntos. Todos hablan a gritos, y muchas veces, hay tres o cuatro personas tratando de decir la misma cosa, pero nadie entiende, porque no podemos oír.

Además, aunque hay bastante espacio en la casa, todos se juntan en la cocina. Casi no podemos mover ni oír nada, pero nadie sale de la cocina para nada. Bueno, es decir que todos se juntan en la cocina menos mi abuelito. Él no viene a la cocina a menos que haya comida. Él se sienta en la sala y mira deportes en la televisión. Mis primos pasan por allá de vez en cuando, pero siempre están hablando, y mi abuelo les echa de la sala para que pueda ver sus deportes en paz.

En los últimos años, mi abuelo ha empezado una rutina nueva. Cada día, él va al Club Italo-Venezolano para jugar golf. Mi pobre abuelito ha tratado de enseñar a todos sus hijos y nietos a jugar golf, pero creo que mi tío es el único que le gusta. Mi abuelo es hombre de muy pocas palabras, pero es un instructor paciente y feliz. Desafortunadamente, el resto de la familia es demasiado energético y siempre con ganas de hablar, y por eso no vamos a poder nunca compartir su amor por golf.

Mi abuela es una mujer pequeñita, pero ella es capaz de dominar la familia. Ella es la primera persona en que pienso cuando alguien me pregunta por mi familia. Le encanta reír, y tiene una fuerza que apoya toda la familia cuando la vida es difícil. Cuando mi tío murió, ella no pudo funcionar como siempre – no pudo mantener su calma y felicidad, las características que unen a nuestra familia. Y sin ella, nadie en la familia pudo vivir normalmente tampoco. Sin mi abuelita, mi familia no sería lo que es. Sería menos fuerte, y menos especial.

Cada vez que visitamos a nuestra familia, mi abuela se siente como que ella necesita comprarnos algo, pero no sabe qué tenemos. Entonces, ella siempre nos compra ropa interior. En uno de los últimos días de nuestro viaje, todos vamos al centro comercial para comprar la ropa. Entramos en la tienda, “Palacio de blúmer”, y tenemos que buscar ropa interior por casi una hora hasta que mi abuela piensa que tenemos suficiente. En medio de esta excursión, todas: mi abuela, mi mamá, mi hermana, y yo, empezamos a llorar porque sabemos que estamos al final de nuestras vacaciones. Creo que soy una de las únicas personas que tiene ganas de llorar cada vez que compro ropa interior.

Para algunas personas, pensar en una familia así le duele la cabeza a causa de todo el ruido. Pero para mí, aunque a veces me da dolor de cabeza, al mismo tiempo me encanta. Me encanta la locura y el caos. Dentro de esta familia, yo no soy loca ni extraña. Solamente soy parte del amor y del ruido que siempre llena la “Casa Mami”.